Los caballos han sido compañeros del ser humano desde tiempos inmemoriales. Estos majestuosos animales han sido utilizados para diversos fines, sin embargo, más allá de su utilidad, hay una conexión especial entre los caballos y las personas que los aman. Francisco José Herrera, un destacado instructor de equitación, ha dedicado su vida a fomentar esa conexión y enseñar a sus estudiantes a amar y respetar a estos animales.
Desde muy joven mostró un profundo interés por los caballos. Creció en una familia que también amaba a los equinos y pasaba la mayor parte de su tiempo libre aprendiendo más de la disciplina junto a su papá que era jinete profesional y siempre estuvo rodeado de estos majestuosos animales. A medida que fue creciendo, su amor por los caballos se hizo aún más fuerte y decidió que quería compartir su pasión con los demás a través de la enseñanza de la equitación.
Lo que distingue a Herrera como instructor es su enfoque único y su filosofía de enseñanza. En lugar de centrarse únicamente en las técnicas de montar a caballo, él cree que es fundamental desarrollar una relación de confianza y respeto mutuo entre el jinete y el animal. Según Francisco «no se trata solo de valorar al caballo, sino de entenderlo y establecer una comunicación fluida con él» y para lograr esto, él enfatiza en la importancia de aprender a leer el lenguaje corporal del caballo y responder de manera adecuada. También incide en la necesidad de establecer una rutina de cuidado y alimentación adecuada para su bienestar.
Si bien el jinete ecuatoriano enfatiza la importancia de establecer un vínculo personal con el caballo, también es un maestro en el arte de montar a caballo. Enseña a sus estudiantes las técnicas adecuadas de equitación, como la posición correcta del cuerpo, el equilibrio y la coordinación de las manos y las piernas. Además, les enseña a realizar diferentes tipos de movimientos y saltos con elegancia y precisión.
Reconocimientos
La dedicación y el talento de Francisco José Herrera como instructor han sido reconocidos a lo largo de los años por sus alumnos, padres y conocidos en su entorno ecuestre en Ecuador.
Su mérito va más allá de sus logros individuales. Ha inspirado a una nueva generación de jinetes y ha dejado una huella indeleble en la comunidad ecuestre. Sus estudiantes, quienes han sido influenciados por su filosofía de enseñanza única y su amor por los caballos, continúan con esta pasión hacia los caballos.